LAS FÓRMULAS PARA EL CÁLCULO DE ÁREAS: errores y dificultades

 

 

El tratamiento habitual que recibe el área en la enseñanza, se suele limitar en el nivel de primaria y secundaria al estudio de las fórmulas para el cálculo de áreas, y en secundaria post-obligatoria (bachilleratos) al estudio de la Integral de Riemann, como método de cálculo.

 

Se ha constatado que para una mayoría de alumnos de primaria el área se reduce a la expresión “longitud x anchura” y a una fórmula para determinar el área del círculo.

 

Este tipo de enseñanza conduce a los alumnos ha desarrollar una pobre concepción numérica del área, asociando ésta a un fórmula de cálculo. Esta extrema pobreza de su instrucción contrasta con su rico contexto en la naturaleza, la cultura y la sociedad.

 

Algunos investigadores advierten que limitar la enseñanza del área a las fórmulas para su cálculo, se convierte para los alumnos en un obstáculo para comprender el área como número de unidades que recubren la superficie y para desarrollar el área como una propiedad que se conserva por recorte y pegado.

 

También se ha observado, que con la enseñanza de las fórmulas se origina un empobrecimiento en los alumnos, en tanto que éstos abandonan otras técnicas de medida que utilizan con éxito hasta ese momento, antes de que hayan podido comprender las fórmulas.

 

Por otro lado, es paradójico, que a pesar de ser este enfoque del área el más universalmente enseñado a los alumnos, se haya constatado en diversas investigaciones, que es el que posee las más altas cotas de incomprensión por parte de los alumnos.

 

Son frecuentes los errores cometidos por los alumnos al utilizar las fórmulas. Se observa dificultad e incluso incapacidad de utilizarlas para calcular áreas de superficies poligonales sencillas o para aplicarlas con éxito a la resolución de problemas relativamente sencillos y que pueden requerir algo más que una sustitución de un número dentro de una fórmula.

 

Veamos algunos ejemplos, que ponen de manifiesto algunos de los errores más habituales que comenten los alumnos:

 

§         Cuando le preguntas a los alumnos por una determinada fórmula, por ejemplo, la del círculo, dan sin mayor problema una expresión que nunca podría corresponder a una magnitud bidimensional como es el área, como por ejemplo: A = 2πr o A = πr o A = 2 πr3.

 

O bien, algunos alumnos cuando se les pide el área, por ejemplo, de un triángulo del que se conocen las dimensiones de los tres lados, al no recordar cómo es la fórmula, multiplican las tres dimensiones.

 

Este tipo de respuestas pone de manifiesto que los alumnos no reflexionan sobre el carácter dimensional de las fórmulas.

 

§      Es frecuente entre los alumnos la creencia de que si por ejemplo, el área de un cuadrado se reduce a la mitad, también lo hace la longitud del lado del cuadrado. O bien, que si los lados de un cuadrado se duplican, también se duplicará el área.

 

Es decir, extienden la modificación sufrida  por la longitud de los lados de la figura al área de la misma o viceversa. Ello pone de manifiesto, que los alumnos no entienden la relación que existe entre el área, magnitud bidimensional y las magnitudes unidimensionales a partir de las que se obtiene.

 

§      Son muy pocos los alumnos que son capaces de utilizar las fórmulas para comparar el área de dos superficies, centrando su análisis en los elementos de los que va a depender el área de esa superficie.

 

Por ejemplo: a los alumnos se les pidió que compararan el área de los dos triángulos de la figura

 

 

La mayoría de alumnos da una respuesta incorrecta, o manifiesta no poder concluir nada, dado que no dispone de datos numéricos, que le permiten determinar la medida de las áreas, y así poder compararlas. Muy pocos son los alumnos, que responden que los dos triángulos tendrán la misma área, ya que posen la misma base y la misma altura.

 

Los alumnos limitan el uso de las fórmulas a su aplicación inmediata, sustituyendo las dimensiones por las medidas dadas, para realizar un cálculo “rutinario” que el proporcionará la medida buscada, sin comprender que la una fórmula proporciona la información sobre los elementos de la superficie, de los que va a depender el área de esta. 

 

 

Así pues, es necesario tener en cuenta a la hora de abordar la enseñanza de las fórmulas para el cálculo de áreas, la complejidad de éstas, dado que una fórmula establece la relación entre magnitudes de distinta naturaleza, una bidimensional (el área) y otras unidimensionales (longitudes), idea ésta conceptualmente compleja y difícil de comprender para una mayoría de alumnos, si no se les prepara para ello.

 

 

 

Por todo lo expuesto se propone que:

 

§         La enseñanza del área no se limite a la enseñanza de las fórmulas para su cálculo.

 

§         No introducir el uso de las fórmulas antes de que los alumnos estén familiarizados con el área como cantidad de plano, como magnitud autónoma y como número de unidades que recubren la superficie.

 

§         Estudiar en contextos geométricos el área de superficies planas, analizando los elementos de los que depende el área.

 

§         Estudiar el carácter bidimensional de las fórmulas del área.