La guardería de la ENAH un ejemplar esfuerzo colectivo comunitario.
La problemática que viven los estudiantes de educación superior es muy diversa, inclusive dentro de un mismo ambiente académico, debido a marcadas diferencias en la edad a la que cursan los estudios, a situaciones de género y otras condiciones sociales y humanas que repercuten en la vida académica de manera importante.
Por ahora nos ocupamos de un aspecto, que como muchos otros, es ignorado por la generalidad de las instituciones y programas de formación profesional. Este es el caso de los estudiantes que tiene la responsabilidad de ser padres o madres estudiantes. Según el estudio de la ANUIES (Garay Sánchez 2001) a una muestra de alumnos que cursan estudios superiores (en tres diferentes subsistemas y regiones del país), alrededor de un 5% de los encuestados tenía uno o más hijos. Al interior de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) el porcentaje de alumnos con hijos es mayor, en los últimos años se ha ubicado alrededor del 10 %, en mucho auspiciado por el hecho de que un porcentaje significativo de alumnos que ingresan a esta institución son mayores de 20 años y a que generalmente más del 51 % de sus estudiantes son mujeres.
Así desde Noviembre de 1981 en las instalaciones de la ENAH hay un espacio concesionado, en el que opera la guardería “La Pájara Pinta” al que asisten hijos de alumnos, profesores y trabajadores que organizados en una Asociación Civil han hecho posible que exista este servicio de manera ininterrumpida por más de 21 años beneficiando a varias generaciones de madres estudiantes. El servicio se sostiene con la aportación económica de los padres. Los años iniciales la Asociación Civil logró recibir apoyo institucional para mobiliario y material didáctico y brindaba el servicio en ambos turnos, actualmente sólo opera en el turno matutino.
Durante el ya largo período de funcionamiento este proyecto ha tenido tropiezos, falta de cooperación de algunos padres, discrepancias entre el personal que brinda el servicio, algunas deficiencias del servicio, falta de una infraestructura adecuada y de recursos aún no resueltos del todo. No obstante es un ejemplo de cómo a través del esfuerzo colectivo los sujetos en formación propician condiciones favorables para el estudio.
Cabe además comentar que “La Pájara Pinta” representa en sí mismo un proyecto de educación inicial comunitario, en el que se ha tratado en diferentes momentos no sólo procurar el cuidado de los menores, sino de propiciar su desarrollo psicomotriz y afectivo en mejores condiciones, organizando actividades lúdicas, clases de dibujo, pintura, etc. Sin embargo es de reconocerse que no resuelve del todo la problemática de las madres estudiantes, ya que algunas de ellas no pueden pagar la cuota de colaboración (actualmente es de $400.00 mensuales) o bien tienen hijos ya en edad escolar, hecho que generalmente resuelven a través del apoyo de sus padres o cónyuges.